Lactancia artificial en ausencia de la madre

Los cuidados que una madre brinda a sus crías nada más nacer son esenciales para su supervivencia. Lo primero que hace es ayudarles a eliminar el líquido amniótico que les ha estado alimentando y protegiendo durante el embarazo. ¿Cómo? De dos formas: según nacen les estimula la respiración mientras les limpia con la lengua y así se lo saca de los pulmones y, también, al amamantarles, hace que lo expulsen de su tracto digestivo en menos de una semana.

La primera leche que reciben los cachorros, el calostro, es rica en sales y proteínes que les sirve como purgantes y como defensa para prevenir enfermedades. Sin los primeros días de lactancia las posibilidades de vida se reducen considerablemente, de hecho sin el calostro las posibilidades de supervivencia no superan el 50%. Pero por fortuna existen alternativas de leche artificial que pueden suplir los aportes maternos si el cachorro se viera desamparado. 

Leche materna artificial

Lamentablemente no siempre hay una madre que críe a su camada, bien por abandono de los cachorros, por fallecimiento o por el propio comportamiento materno. Cuando esto ocurre se hace indispensable recurrir a una fuente externa de lactación. No vale con la leche natural de vaca. Al no cumplir con sus necesidades nutricionales y provocar diarreas, es indispensable recurrir a otras formulas.

Generalmente se pueden adquirir preparados comperciales de polvos de leche maternizada en farmacias y tiendas especializadas de mascotas, pero también hay métodos de elaboración casera que cumple con los requisitos. Concretamente, la mezcla de un litro de leche, dos yemas de huevo, dos cucharadas de miel y de crema de leche, se adecua perfectamente a la alimentación que requiere un cachorro recién nacido. Esa mezcla tiene que quedar homogénea tras calentarla al baño maría.

Cómo dar el biberón

Toda precaución es poca y todo lleva su proceso y método estudiado. Lo esencial es conseguir que el cachorro enganche el biberón y pueda alimentarse, y para ello hay una manera concreta de sujetar tanto al animal como al biberón. La idea es que el animal esté en la misma posición que tendría si mamara de la madre, es decir, que la boca del biberon quede un poco por encima de su cabeza con el biberón boca abajo; y con la mano que está sin utilizar cogemos al cachorro con sus patas delanteras en nuestra palma y la cabeza mirando ligeramente hacia arriba.

Al igual que ocurre con los bebés, cuando se le da de lactar a un cachorro de manera artificial (o a cualquier otro animal) hay que ser muy metódico y ajustar siempre la temperatura a 37º. Por supuesto que también es necesario emplear mamilas pequeñas para que el cachorro sea capaz de cogerla y succionar la leche.

Durante las primeras semanas de vida (el primer mes) los cuidados son contínuos: la higiene del entorno debe de ser óptima para prevenir cualquier infección, se debe mantener constante la temperatura de donde se tenga al cachorro para que no pierda el calor que le proporcionaría el cuerpo de su madre, y hay que estar atentos a darle de comer cada dos o tres horas el equivalente al 10% de su peso. Por eso habrá que guardar en el refrigerador lo que haya sobrado de la leche previamente preparada para que se pueda reutilizar.

Consulta veterinaria obligatoria

Antes de nada, cuando tengamos entre nuestras manos la vida de un cachorro con apenas unos días o semanas de vida que ha quedado fuera del cobijo de la madre, debemos acudir a un veterinario para que examine su estado y nos indique los pasos a realizar. 

Lo primero de todo la consulta tiene por objetivo identificar, registrar y sexar al animal. A continuación tienen que determinar su peso, la temperatura corporal, ojos, nariz, oídos, boca, mucosas, labios, paladar, piel, abdomen, cola, ombligo, ano y reflejos. 

El paso a la dieta sólida

Cuando empiecen a despuntar los primeros dientes, que será en torno a la tercera semana de vida, el cachorro estará listo para ir adaptándose a dietas más sólidas. Siempre de forma gradual. Las primeras dosis consistirán simplemente en añadir nestum, vitina, o balanceados de alta digestibilidad para cachorros a la leche maternizada que hemos estado utilizando. Lo que se obtiene en todos los casos es una papilla ligeramente espesa.

Según vayan saliendo los dientes y siga creciendo el cachorro, las papillas contendran cada vez menos leche y más cereal sólido. Cuando se prescinda de la leche, en torno a la quinta semana de vida, los primeros balanceados o piensos para cachorros se humedecen en agua templada para que la masticación sea sencilla, y poco a poco se irá retirando agua hasta que consigan comer el alimento sólido. 

 

Fuentes: Perros.wikia, Perros.mascotia, Vetpuntamascotas.facilisimo.com