El Agility es una actividad canina que se ha popularizado en los últimos años. Consiste en que el perro realice un recorrido de obstáculos diseñado previamente por su dueño o entrenador. Además de ser una excelente actividad para estrechar la relación con tu mascota, el Agility también fomenta su disciplina y ayuda a mejorar su condición física. Para practicar Agility es necesario que conozcas los métodos de conducción, que te permitirán guiar a tu perro durante el recorrido.

Existen muchos métodos de conducción, estos se deben practicar como algo muy común para fomentar la disciplina. En este artículo te explicamos los tres métodos de conducción más comunes:

  • Acompañamiento: Con este método nos situamos al lado del perro y le vamos guiando como si le llevásemos con la correa, tiene la ventaja de que el perro continúa como si estuviera en obediencia básica, nuestro objetivo es guiarle e incluso tapar con nuestro cuerpo los obstáculos que no correspondan y que supusieran un riesgo de eliminación. Este sistema nos supone estar muy pendientes de la actuación de nuestro “compañero” y colocarnos al lado más propicio, izquierda o derecha, para favorecer los giros, ya que estos los realizará, normalmente, alrededor de nosotros.
  • Adelantado: El grado de confianza que debemos de tener con nuestro can es mayor que con el método anterior. Con este sistema el guía se sitúa siempre por delante del perro, indicando al mismo cuál es el obstáculo que debe acometer en siguiente lugar, esto exige que nuestra mascota realice muy correctamente las zonas de contacto, pero a cambio conseguimos una excitación extra en nuestro amigo que le lleva a desarrollar su velocidad hasta el límite. Desde luego este sistema requiere una preparación física superior, tanto de parte del perro como del guía.
  • Estático: Este puede ser la forma menos corriente de guiar, pero seguramente es la más espectacular. El guía se sitúa en una posición más o menos estática (se mueve dentro de una pequeña franja de terreno, lo suficiente para no perder de vista al perro), y por medio de órdenes verbales le indica los giros y los obstáculos que debe de acometer. Bien realizada, es realmente increíble ver como estos animales realizan las pistas sin que su dueño apenas se mueva. Este sistema es muy adecuado para guías que tengan algún impedimento para correr, pero también puede que sea el que más entrenamiento precise.

Lo que debemos hacer ahora es poner en marcha todo lo que hemos aprendido con la obediencia básica. En un principio colocaremos unas pistas sencillas con pocos obstáculos, pero variados en los que dominen los saltos, realizaremos diseños en forma de lazos con una buena separación entre ellos para permitirnos trabajar a gusto.

Nos situaremos al lado del perro y llamándolo le indicaremos el movimiento que debe realizar, por ejemplo Hop, si va a realizar un salto, le acompañaremos hasta el salto y le instaremos a que lo realice correctamente, al principio podemos poner los obstáculos un poco más bajos que en su categoría, pero cuando sepan realizarlo correctamente se los subiremos de inmediato.

Si nuestro amigo dudara o se negara a saltar, podemos utilizar varios métodos cuya efectividad varía según el ejemplar. Un método es el ayudarnos de la correa, al mismo tiempo que damos la orden, tiramos ligeramente de la misma, con esto conseguimos que rebase el salto al no poder esquivarlo.

Otra forma es con el estímulo exterior, o bien con comida, o con un juguete que le estimule, con esto conseguimos que al prestar atención al estímulo, supere el obstáculo por la ansiedad que le produce alcanzar dicho estímulo.

La clave para el entrenamiento con refuerzo positivo es asegurarse de que el refuerzo llegue justo después del comportamiento deseado. Si se recompensa al perro demasiado tarde, no entenderá por qué se le está dando una golosina. Si el niño no recibe la recompensa de inmediato después de haber limpiado la habitación, es posible que no haga la conexión entre el comportamiento y la recompensa.

El mismo sistema usaremos con cada uno de los aparatos, teniendo en cuenta sobre todo que en las zonas de contacto debemos poner empeño en que toque las marcas como hemos aprendido al ver los obstáculos.

Una vez que dominemos el control en toda la pista, procederemos a complicarnos cada vez más los diseños de la misma, consiguiendo con la práctica, cada vez más destreza al realizarlas, pero eso nos llevará a cada uno el tiempo necesario.

No os desaniméis si comprobáis que los avances van despacio, pues lo verdaderamente bonito (para el que os escribe) no es el llegar, sino el conseguir paso a paso, que nuestro amigo se funda en un solo ser con nosotros cuando sale a la pista. Cuando conseguimos esto, la satisfacción que produce puede, y creo que sucede, superar con mucho los esfuerzos que hemos realizado, y la victoria o no, pasa a un segundo término. 

  • Se modificará el recorrido después de cada manga con el fin de evitar cualquier «mecanización» del perro.
  • El TRS, es tan solo un índice básico, y en ningún caso la velocidad se considera  como criterio principal, salvo en caso de igualdad en las penalizaciones por faltas y rehúses.
  • En caso de igualdad en penalizaciones totales, quedará mejor clasificado el equipo que tenga menor número de penalizaciones por faltas y rehúses.
  • Si por casualidad, dos perros estuviesen empatados en penalizaciones y en tiempo el juez puede pedir un recorrido suplementario para desempatar.
  • El recorrido de «Agility» no es una carrera de velocidad, sino una competición de habilidad y destreza.

Fuente: Club Pug Argentina