Las mascotas tienen la virtud de llenar de alegría cualquier hogar. Cuando adquirimos un animal de compañía, éste se convierte en una responsabilidad, pues no se trata de un juguete de usar y tirar. Nuestro nuevo inquilino es capaz de darnos amor y ternura a raudales, pero también puede contraer enfermedades. Como dueños, debemos hacerlas frente con los medios adecuados.

Una de las dolencias más graves y mortales para el can es la Parvovirosis. Se trata de una enfermedad de reciente descubrimiento, que se contagia fácilmente y además se desarrolla muy rápido. Ante este mal, la prevención canina aparece como la mejor solución para evitar consecuencias fatales.

La Parvovirosis, es una grave enfermedad, producida por un virus resistente, que ataca con mayor frecuencia a cachorros, aunque algunos adultos y viejos, también pueden contraerla.

La parvovirosis, es el resultado de la acción de un virus muy resistente, que ataca las vellosidades intestinales, ocasionando serios desórdenes en el aparato digestivo, y es reconocida como una gastroenteritis hemorrágica.

El descubrimiento del parvovirus canino, es relativamente nuevo, pues fué detectado por primera vez entre los años 1976-1977, momento para el cual, por la inexistencia de la vacuna y desconocimiento de la enfermedad, se produjeron muchas muertes de cachorros y perros jóvenes.

El parvovirus es sumamente resistente, pudiendo permanecer activo en suelos contaminados por material fecal infectado, por mas de seis meses, no pudiendo ser eliminado por los desinfectantes y detergentes que se consiguen en el mercado. Sin embargo, puede ser eliminado con el cloro, que es un desinfectante muy eficaz.

Se ha podido comprobar que por lo menos el 85% de los perros ha estado en contacto alguna vez con este virus.La enfermedad se transmite, cuando el perro entra en contacto con heces contaminadas bien sea porque el portador ha sufrido la enfermedad, e inclusive por las heces de ejemplares que han sido vacunados, ya que el virus vacunal, tambié;n se excreta por las heces, que aunque son virus atenuados, pueden llegar a activarse por cambios climáticos o de altura.

Los animales mas afectados, son los cachorros, especialmente aquellos cuyas madres no han sido vacunadas, o aquellos ejemplares que no han sido desparasitados. Cabe en este punto hacer referencia al parasitismo como factor desencadenante de la parvovirosis, puesto que los parásitos se pegan en la mucosa intestinal, la cual erosionan, y la dejan indefensa a la acción del virus.

Un virus muy peligroso

Cuando a nuestro perro se le diagnostica esta afección, se está enfrentando a uno de los padecimientos más serios y peligrosos dentro del mundo canino. El también llamado Parvovirus, que no afecta ni a gatos ni a personas, no fue descubierto hasta 1976-77, y su desconocimiento supuso la muerte de infinidad de cachorros. 

Son las crías de menos de seis meses, en especial los de las razas de Rottweiler, Pastor Alemán y Doberman, los más propensos a desarrollar el Parvovirus. También pueden contraerlo ejemplares adultos, pero es menos frecuente. Se transmite por vía oral y es un virus muy resistente, capaz de permanecer durante varios meses en suelos, perreras y otros objetos debido a las heces contaminadas. 

El periodo de incubación es muy rápido y puede incluso provocarle una muerte súbita al animal en apenas dos días. Sus primeros ataques se dirigen al intestino, provocando desarreglos digestivos. Para que nuestro perrito tenga una vida plena de salud y bienestar, es primordial que tanto él como la madre estén vacunados y desparasitados. 

Una enfermedad, varios síntomas

Si nuestra mascota está infectada con este virus es importante que permanezcamos atentos a su comportamiento y estado de salud cuando es más pequeño e indefenso, así podremos evitarle secuelas y librarle de un desenlace fatal. Si nuestro cachorro ha caído enfermo de Parvovirosis, es muy probable que en los primeros días se muestre bastante afligido, mustio, compungido y sin apenas ganas de jugar. 

A este cansancio generalizado se le unirá la falta de apetito. El perro dejará de comer y presentará altos estados febriles, con una temperatura corporal de entre 40 y 41º C. Para impedir su deshidratación, es importante que permanezcamos pendientes ante posibles vómitos y diarreas, con o sin sangre, pero de fuerte hedor. En cuanto se produzca la primera deposición sanguinolenta, acudiremos al veterinario.

A este proceso intestinal, se le puede unir otro de tipo cardíaco y con consecuencias, en ocasiones, irreversibles. Para librarle de continuos episodios de miocarditis e insuficiencia respiratoria durante toda su vida, es importante que actuemos con urgencia ante sus gemidos. Los pacientes caninos que están afectados sólo por la variante intestinal, se recuperan con seguridad siguiendo un tratamiento.

Los síntomas que presenta un cachorro con parvovirosis, son, en la forma intestinal, fiebre, decaimiento, falta de apetito, vómitos espumosos y diarreas sanguinolentas. En la forma cardíaca, además de los síntomas anteriores, se suman disnea, gemidos y arqueos del cuerpo, con muerte súbita. Cuando el cachorro sufre sólo la forma intestinal, tiene mejores perspectivas de recuperación, y ésta suele ser mas rápida y total. Los que padecen la forma cardíaca, tienen menos posibilidades de recuperación, y si se recuperan , pueden quedar con secuelas como la miocarditis, insuficiencia cardíaca, intolerancia al ejercicio y dificultad respiratoria.  

La prevención es la mejor cura

La Parvovirosis que presenta nuestra mascota es un virus: el especialista al que acudamos intentará paliar los estragos que produce esta dolencia para que su sistema inmunológico responda y su estado de salud mejore. El cachorro debe seguir un estricto ayuno e ingerir una serie de antibióticos para hacer frente a los efectos de los vómitos y la diarrea. 

Aún así, hoy por hoy no existe mejor arma y medicina contra tan peligrosa enfermedad que una correcta prevención. Resulta fundamental que recordemos la fuerte resistencia, hasta seis meses, del Parvovirus. Pavimentos, casetas, juguetes o incluso otros perros pueden convertirse en foco de infección para nuestro animal. La mayoría de los desinfectantes corrientes son ineficaces; hay que emplear cloro. 

Para que nuestro perro no caiga enfermo, será vital que la madre esté exenta del virus. Cumplir con la vacunación es vital para nuestras mascotas; especialmente con esta dolencia, si la hembra no está inmunizada, se puede convertir en portadora de la enfermedad y transmitirla a las crías. 

Hemos de vacunar a nuestra mascota a las seis semanas de vida, para evitar el desarrollo de la dolencia. El procedimiento no acabará aquí: al cachorro se le suministrará otra inyección cada 30 días durante tres meses y anualmente el resto de su vida. Ante los primeros indicios de contagio debemos acudir inmediatamente a nuestra clínica veterinaria.

Un tratamiento adecuado y a tiempo, puede salvar la vida del animal. Un animal afectado por parvovirosos, debe ser hospitalizado de inmediato. Sólo así podrá recibir el tratamiento adecuado, evitándose la deshidratación y con la aplicación de los antibióticos adecuados al tratamiento.

Lo fundamental, es prevenir la enfermedad, lo cual se logra cumpliendo en el cachorro su calendario de vacunaciones, desparasitación , adecuadas condiciones higiénicas y una buena nutrición, lo cual proporciona al organismo resistencia contra agresores tales como virus y parásitos, y en los perros adultos, realizar las correspondientes revacunaciones y desparasitaciones periódicas. Actualmente, hay vacunas para la parvovirosis, de gran efectividad, que pueden ser utilizadas pasadas las seis semanas de vida del cachorro. Luego de la primera dosis debe ser revacunado cada treinta días por tres meses, y posteriormente hacerlo anualmente, durante toda la vida del animal.

Fuente: mascotamigas, mascotas.facilisimo